Los troncos varados por las tempestades en las rocas de la playa nos recuerdan la fuerza del mar.
Cuando paseamos cerca de la costa nos dejamos acompañar del sonido de las olas que nos envuelve y apreciamos los días de calma para acercarnos a las playas y caminar por ellas.
No debemos olvidar los días de furia en los que nada se le resiste.
1 comentario:
Curiosa reflexión Lito. Yo cuando veo los troncos, bueno, lo mismo que las rocas, me fijo, no sé por qué en sus diferentes texturas... Una, que es un poco rara...jeje. Abrazos ;-)
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