Grabado en una fila de baldosas del suelo de la Plaza de Cañadío de Santander junto a la Iglesia de Santa Lucía.
Cuando caminamos por las calles de nuestras ciudades y pueblos no prestamos mucha atención al suelo que pisamos. Sólo lo imprescindible para no tropezarnos.
El suelo de las aceras puede ser de baldosas, losetas, piedra, tierra, asfalto, adoquines, etc. A veces se excava por averías, obras o restos arqueológicos. Normalmente se vuelve a dejar como estaba.
La Plaza de Cañadío de Santander, centro del ocio nocturno de la ciudad fue remodelada hace unos pocos años.
Antes era una plaza con tráfico y aparcamientos.
La parte que vemos era más estrecha y con salida de coches.
Se reformó el suelo, las escaleras, las calles adyacentes, se amplió la plaza y se cerró al tráfico.
El suelo se cubrió con estas baldosas.
En la fila que vemos aparece un símbolo parecido a una S y T en una baldosa de cada tres cruzando la Plaza desde la Calle de Daoíz y Velarde hasta las escaleras en la Calle Gómez Oreña.
A falta de información concreta surgen las suposiciones.
La que más peso tiene es que hasta allí llegaba el muro con un patio interior de la Iglesia de Santa Lucía que se encuentra a la izquierda.
Accedió a que se derribara para ampliar la plaza, pero con algún tipo de marca para indicar la propiedad del terreno de la Diócesis de Santander que alcanza hasta la parte correspondiente de las escaleras.
Se admiten sugerencias.
Grabado en parte de las baldosas que forman una fila en el suelo de la Plaza de Cañadío.
Plaza de Cañadio de Santander.
A la izquierda se encuentra la Iglesia de Santa Lucía.
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